26.10.11

Sara Durand

CREA TU MANDALA Mexicana, diseñadora gráfica y textil. En 1987 inicia su búsqueda espiritual, formando parte de grupos de meditación, manejo de energía y mexicanidad. Su misión en la vida toma forma en el trabajo bioenergético con terapistas y sanadores a lo largo de la geografía de nuestro país. Ha conocido gente maravillosa que le ha enseñado a ver la vida de otra manera abriendo las puertas del verdadero camino que conduce al espíritu. Después de un tiempo de transitar este maravilloso sendero del despertar del alma a través de la meditación, descubre a la vez el mágico poder de los Mandalas.Primeramente comprueba de manera personal cómo estos instrumentos de múltiples funciones terapéuticas actuaron en su cuerpo, armonizando sus centros energéticos (chakras), eliminando así los bloqueos internos.
Así fue como su camino comenzó en la mágica paleta de colores, produciendo en ella hermosas vivencias, las cuales la llevaron a expandirse más allá de ella misma, transmitiendo a otras personas las experiencias de una nueva visión de la vida a través de la meditación mandálica.
¿Qué es el mandala y sus fines terapéuticos?
Los mandalas son herramientas para el equilibrio emocional, formas de meditación activa, diagramas organizadores y, a la vez, hermosos elementos estéticos. En muchísimos casos son utilizados como apoyo terapéutico y como forma de manifestar emociones profundas y miedos, así como también sentimientos de éxtasis y alegría.
Son excelente ayuda en casos de ansiedad, temor o hiperactividad y déficit de atención. Esto no implica que los síntomas desaparezcan por completo, sino que serán valiosas herramientas de ayuda. Realizar mandalas absorbe toda la atención, nos lleva “a otro mundo”, a un estado mental de pura concentración que se parece mucho a la meditación. La fisiología resultante, básicamente, se trata de una profunda relajación y curación. Las endorfinas fluyen por todo el organismo, el ritmo cardiaco se vuelve más lento, la presión arterial baja, la respiración es cada vez más lenta, la sangre va hacia los intestinos; todo el cuerpo cambia.
Cuando hacemos arte, tanto niños como adultos, la liberación de las endorfinas se siente como algo profundamente placentero, nos sentimos expandidos, conectados, centrados, relajados, vibrantes, en paz. En verdad, la liberación de endorfinas durante la creación apasionada puede ser la fuerza curativa más importante.
Cuando realizamos una actividad que nos proporciona placer, nuestra química cerebral cambia y el sistema inmunológico se ve fortalecido por ese proceso. En pocas palabras: la felicidad es salud. En el caso de los niños, este proceso es vital para el crecimiento de la autoestima y la seguridad, que serán vitales para su desarrollo futuro.
Toda actividad creativa genera este tipo de respuestas, y en el caso del dibujo o coloreado de mandalas podemos sumar el beneficio del ritmo, la regularidad y la capacidad de concentrarnos. La actividad creadora nos une a la naturaleza y nos permite vincularnos con otros seres desde un plano sensible. Es una vía maravillosa para curar la mente y las emociones.
El mandala es un puente de belleza que conecta el alma directamente con la Divinidad. Es una herramienta sagrada de aprendizaje, de curación, un puerto donde descansar nuestra mirada y volver a nuestro silencio interior... Una vuelta a casa...

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